miércoles, enero 09, 2008

Intensidad

La realidad cambia cada segundo, él lo sabía bien y se preparaba para aquello. Nunca miramos la vida con la misma luz. Cada recuerdo, es una huella caduca del pasado, una estela vivida tratando de esconderse del presente. Al igual que todas las huellas acaban borrándose de la arena, todos sus recuerdos eran efímeros, laxos y tendían a desaparecer. El tiempo, poderoso devastador, se ocupaba de aniquilarlos. Los degradaba y por último los extinguía.
“¿Qué ocurrirá cuando no quede nada de ti?, ¿Cuándo te borres?, ¿Cuándo mueras dentro de mi?”, pensaba mientras imploraba una noche más.