miércoles, diciembre 10, 2008

“Allegro ma non troppo“

Durante aquellos días, no dejó de llover y mientras la gente corría por las calles, yo siempre paseaba dejando que las gotas de lluvia mojaran mi cara. En una ciudad áspera de habitantes esquivos, sin llegar a estar triste, me mantuve en el “Allegro ma non troppo“, ese neutro tempo propio de los sueños y comas profundos. Constantemente el reloj se detenía y yo podía salir de mi cuerpecito viendo pasar las personas a mi alrededor deteniéndose a mi lado, hablándome y opinando. Supongo que en aquella época siempre pensé que tarde o temprano una voz dentro de mi me diría con un tono sorprendentemente perentorio que me estaba equivocando contigo. Pero aquella voz no llegó hasta mucho más tarde.