jueves, julio 13, 2006

Fuerzas telúricas

Aquel atardecer me dirigí hacia el mar. Anduve por la costa peñascosa. Llegué a un arrecife conectado con los rompientes de las rocas por un estrecho desfiladero. Me asomé y lance un céntimo de euro al mar, tal y como me había dicho la bruja. Unos segundos después, el líquido elemento se oscureció. Venida de los más profundos piélagos apareció un cetáceo majestuoso. Con sus enormes ojos me examinó. La ballena abrió su boca y me habló con la voz de la sabiduría. Me contó que importantes fuerzas telúricas actuaban en mi favor. Qué la rueda seguía girando. La miré a los ojos y emití una incrédula sonrisa baladí.



Se alejó alzando una espontánea ola al golpear la superficie con su hermosa cola.

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miércoles, julio 12, 2006

Limonada, sabor de amor


Una jarra. Recipiente transparente, donde puede infiltrarse uno con su mirada en el interior. Receptáculo de paredes frías. Duro y frágil al mismo tiempo dependiendo del uso que le propicien. Estructura, andamio o esqueleto que entabla el juego. Somos nosotros.

Agua, la sabia de la mente. Incolora, inodora e insípida. Nunca miente, imparcial ante los acontecimientos. Es la conciencia que sopla tu oído. Te habla, y con un tenue reguero indica la verdad desde el inicio. Pero su transparencia e insipidez, hace que normalmente omitamos su molesta perorata.

Limón. Contrapuesto elemento instintivo. Aromático y refrescante por un lado, ácido y corrosivo por el otro. Las espinas clavadas del pasado, son ásperos recuerdos que llevamos escritos en la piel. Eso nos provoca temores, miedos y aprensiones. Es la vulnerabilidad a la exposición ante los demás. Es la implicación. Bello elemento pero a su vez comprometido.

Azúcar. Alguien tenía que poner la alegría y la dulzura.

Cuchara larga. La vida mezcla todos estos conceptos y elementos creando remolinos y confusión. Es la situación contextual, es el dónde y cómo. El cuándo y el por qué. Y aunque le da interés a la vida, provoca complejidad.